Expresar gratitud hacia uno mismo

Marlon Zometa
By -
0

Expresar gratitud hacia uno mismo

A lo largo de la vida, nos acostumbramos a agradecer a los demás: a quienes nos tienden la mano, a quienes nos escuchan, a quienes comparten con nosotros su tiempo. Agradecemos cuando nos ayudan, cuando nos ofrecen apoyo, cuando nos levantan con una palabra de aliento. Pero rara vez nos detenemos a agradecerle a la persona que ha estado con nosotros en cada paso del camino: nosotros mismos.

Nos olvidamos de que fuimos quienes dimos el primer paso, aun temblando. Fuimos quienes nos sostuvimos cuando no había a quién recurrir. Hemos estado presentes en cada alegría, pero sobre todo en cada herida. Y eso merece ser reconocido. Hoy es momento de mirarte al espejo, no para juzgarte, sino para darte las gracias.

Detente un momento. Cierra los ojos si puedes. Respira hondo. Permítete conectar contigo desde un lugar de honestidad y ternura. Piensa en todo lo que has vivido hasta hoy. Las veces que te levantaste aun cuando todo pesaba. Las decisiones que tomaste con miedo pero con valentía. Las noches en que nadie vio tus lágrimas, pero aun así te prometiste no rendirte. Los días en que sonreíste para no preocupar a nadie, mientras por dentro sostenías el peso del mundo. Ese ser que enfrentó todo eso, ese guerrero silencioso... eres tú.

Y a veces, lo único que necesitas es escucharte decir: “Gracias”.

Gracias por ser fuerte cuando sentías que ya no podías más. Gracias por cuidar de ti, incluso cuando no sabías cómo hacerlo. Gracias por continuar, aunque las fuerzas apenas te alcanzaban. Gracias por creer en una luz al final del túnel, aun cuando todo a tu alrededor parecía oscuridad. Gracias por darte otra oportunidad cuando el mundo no lo hizo. Gracias por no rendirte.

Tantas veces buscaste palabras de aliento en voces ajenas, sin darte cuenta de que también puedes ser tu propia fuente de consuelo. Aprender a hablarte con amor no es egoísmo. Aprender a valorarte no es vanidad. Es un acto de sanación profunda. Es honrar tu proceso, tu humanidad, tus batallas invisibles.

La vida no siempre te aplaude. A menudo, el mundo pasa de largo frente a tus luchas. Pero eso no significa que no sean válidas, que no sean heroicas. Tú puedes aprender a reconocerte sin esperar aplausos ni reconocimientos. Puedes regalarte palabras dulces. Puedes ser tu refugio.

Cuántas veces te has exigido más de la cuenta, criticado tus errores, minimizado tus logros. Hoy, cambia ese diálogo. Hoy, mírate con compasión. Reconoce cada paso que diste, por pequeño que haya sido. Abraza tus caídas como parte del camino. Sé paciente contigo, como lo serías con alguien que amas profundamente.

Eres quien ha caminado en la tormenta, quien ha secado sus propias lágrimas, quien ha reconstruido sus pedazos una y otra vez. Eres resiliente. Eres valiente. Eres digno de amor. Y mereces, más que nadie, escucharte decir: “Gracias por no rendirte”.

Hablarte con ternura es comenzar a sanar. Es mirar tu reflejo y ver más allá de las imperfecciones: ver la historia de alguien que ha luchado, que ha crecido, que ha aprendido. La historia de alguien que sigue de pie.

Hoy, date el permiso de honrarte. No por lo que lograste, sino por todo lo que has enfrentado para llegar hasta aquí. Porque has sostenido tu mundo en silencio. Porque aprendiste a levantarte sin que nadie te lo enseñara. Porque sigues caminando, a pesar de todo.

Aprender a agradecerte es más que un gesto de amor propio: es un acto profundo de reconciliación contigo mismo. Es abrazar tu historia, tus cicatrices, tus victorias y tus intentos fallidos con comprensión. Es mirarte a los ojos y decirte: "Lo estás haciendo bien, incluso cuando nadie lo ve".

Regálate esas palabras que tantas veces diste a otros: "Estoy orgulloso de ti". Porque lo mereces. Porque lo necesitas. Porque nadie puede caminar tu camino como lo has hecho tú. Porque tu valor no está en los resultados, sino en tu esfuerzo, en tu constancia, en tu capacidad de seguir adelante cada día.

Gracias por leer esta reflexión. Espero que te haya tocado el corazón y te recuerde que dentro de ti hay una fuerza inmensa, una luz que no se apaga. Te invito a volver mañana por una nueva reflexión que te inspire, te abrace y te acompañe en tu proceso personal. Y si esta lectura resonó contigo, compártela con alguien que también lo necesite. A veces, una palabra puede ser el respiro que otro corazón está esperando.

Publicar un comentario

0Comentarios

Publicar un comentario (0)

#buttons=(Acepto!) #days=(30)

Este sitio web usa cookies para personalizar los anuncios y la publicidad y para analizar el tráfico.
Aprende más
Ok, Go it!